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Hola amigos:

Tengo un montón de aficiones que me gustaría compartir con todos los los que queráis entrar en mi blog. Una de ellas es la pintura. Pertenezco a la agrupación de Acuarelistas de Andalucía, vocalía de Málaga y también soy socia de la Asociación de Artistas Plásticos de Málaga (APLAMA). Algunos de mis cuadros iré colocando poco a poco en el blog.

Otra de mis aficiones es viajar y me gusta escribir sobre mis viajes. Fragmentos de algunos de ellos colocaré también en el blog, así como fotografías de los diferentes lugares que he visitado.

También me gusta la cocina y pondré recetas de platos que me han facilitado amigas, otras que he copiado de internet o de distintos libros de cocina, la mayoría de ellas con un toque personal mio. Platos que yo he cocinado y que puedo afirmar que están exquisitos, aunque luego está ya el gusto de cada uno.

En fin que iré colocando en el blog todo lo que se me ocurra que pueda ser interesante o entretenido y a vosotros os agradeceré me aporteis ideas y me hagais los comentarios que considereis oportunos.


sábado, 18 de octubre de 2014

ANECDOTAS GRACIOSAS DE MIS VIAJES-ETNA (SICILIA)

(Subida al volcán Etna)


           
           Salimos  desde Catania  hacia el Etna sobre las 9 h. de la mañana, en un jeep con conductor que mi amiga, la que siempre organiza los viajes,  había contratado desde Bilbao a través de internet.
            El día amaneció soleado y, a medida que nos íbamos acercando al volcán, iba transformándose en radiante.
           No paramos en todo el trayecto  y tardamos aproximadamente una hora.
            Cuando iniciamos  la subida, la carretera era  una verdadera belleza.   Todo el borde del camino estaba rematado de flores amarillas y rosas de un intenso color, que resaltaba aun mas sobre la negra lava del volcán.
             Hicimos la primera parada en una explanada desde donde se divisaba nítidamente el volcán, ya que, curiosamente, estaba totalmente despejada la cima, de cuyo cráter salía un ligero humo blanco.Allí el conductor se junto con un colega que llevaba también turistas (pero éstos eran alemanes, no españoles) en un jeep como el nuestro.   Este grupo, al igual que nosotras,  se bajó para admirar el extraordinario paisaje.
            La temperatura era muy agradable y el ambiente de lo más placentero con semejante entorno.
            Estábamos tan a gusto que una de mis amigas dijo:  “Voy a fumar un cigarrito” y se metió al coche a por el bolso.
            Sale y dice que no encuentra el bolso.   Al principio pensamos que estaba de broma y no le hicimos ni caso, pero siguió insistiendo: ”Que va en serio.   No está mi bolso en el coche”. ¿Pero como podía ser, si habíamos estado cerca del jeep  todo el rato?
            Entonces y en pleno desquicie, entró en acción “El Equipo A”, es decir,   unas cuantas de nosotras subieron al coche y empezaron a levantar chaquetas, jerséys  y a rebuscar debajo de los asientos.  Cuando ya aquello estaba todo patas arriba y sin rastro del bolso, apareció  uno de los conductores con los nervios a flor de piel, diciendo que aquel no era nuestro jeep, sino el de los alemanes, que el nuestro tenía el techo blanco.
            ¡Que plancha! La frase nos cayó encima como una jarro de agua helada.  Nos quedamos tan desconcertadas que no sabíamos que hacer.  Las que estaban dentro no se atrevían a salir y las que habíamos estado  fuera jaleándolas en la búsqueda, mirábamos al cielo en plan despiste, como que la cosa no iba con nosotras y que aquí paz y después gloria.
        Por fin se decidieron a bajar del coche.   Salieron poco a poco y de una en una con las orejas gachas, mirando a los germanos de soslayo con una media sonrisa a modo de  disculpa, mientras éstos las  observaban estupefactos preguntándose que demonios hacian en su coche semejante cuadrilla de zumbadas y por qué, de repente y como presas de un  ataque,  habían  dejado al retortero todas sus ropas y pertenencias.
          Nosotras, por nuestra parte y sin mediar palabra, nos montamos en nuestro jeep sin volver la vista atrás.  El bochorno que llevábamos encima no nos lo permitía, pero sí que a lo achantado echamos un vistazo al jeep de los alemanes y comprobamos que era exactamente igual que el nuestro.  La única diferencia, como bien nos dijo el guía, era el color del techo. ¡¡Que chasco!!¡¡Podían haberlo advertido!!

                                                                                                            ©Mª Aurora Tamayo